Nuestra historia se remonta a finales del siglo XIX, en el número 115 de las emblemáticas Ramblas de Barcelona, siendo testigos de distintas etapas y transformaciones a lo largo del tiempo.

El edificio que alberga Barra & Art forma parte de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, edificio inaugurado en 1894 y diseñado por el arquitecto José Doménech y Estapá. Desde su fundación, este lugar ha sido un punto de encuentro para los amantes del arte, la cultura y la gastronomía.

Conectado por una puerta con el teatro, que en sus primeros años fue conocido como el Cine Martí y actualmente es reconocido como el Teatro Poliorama, el local ha sido testigo de numerosas funciones teatrales, comedias y musicales comerciales que han enriquecido el ambiente vibrante de las Ramblas y del mismo establecimiento.

Antes de convertirse en Barra & Art, este espacio histórico albergaba la Antigua Casa Mumbrú, una reconocida charcutería barcelonesa que operaba desde 1889, y en 1987, el lugar experimentó un cambio cuando la empresa catalana Viena lo transformó en un restaurante de comida rápida.

En el año 2016, el local fue reconocido y protegido por el Ayuntamiento de Barcelona como un comercio emblemático de la ciudad con la categoría E2, establecimientos de interés. Tanto su interior como su fachada fueron preservados cuidadosamente, manteniendo su encanto histórico y su conexión con el pasado.

Hoy en día, Barra & Art es un lugar único y especial que forma parte del catálogo de comercios emblemáticos de Barcelona. Con su fusión de gastronomía mediterránea, arte y coctelería, ofrece a sus comensales una experiencia única en un entorno que refleja la historia y la belleza de la ciudad.

El techo de Barra & Art es una verdadera obra de arte que cautiva a los visitantes. Sus decoraciones pictóricas, con escenas bucólicas y formas geométricas, evocan la belleza y el encanto del Renacimiento. Uno de los aspectos más destacados son los tres ángeles celestiales renacentistas que adornan el techo. Estos ángeles, con sus túnicas volátiles, agregan un toque de gracia y espiritualidad al ambiente.

El cielo pintado en el techo es una auténtica joya visual. Con nubes suaves en tonalidades pastel, crea una sensación de serenidad y calma. Cada detalle ha sido cuidadosamente elaborado para transportar a los comensales a un mundo de belleza artística y contemplación.